Los Bachilleres
(continuación)
Imágenes grupo 261

Todo
esto ya se vislumbraba cuando se creó el Colegio de Bachilleres hace 35 años,
el 26 de septiembre de 1973, el
bachillerato había pasado ya de dos a tres años y, según un estudio de la
Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior
(ANUIES)[1]
había un déficit de 56 000 plazas para primer ingreso al nivel medio superior
en todo el país. La ANUIES recomendó al gobierno federal la creación de un
organismo descentralizado e independiente de las instituciones ya existentes.
Se aceptó la recomendación y un decreto presidencial dio origen al Colegio de
Bachilleres.

Regresando
un poco en la historia, la elección del nombre, Colegio de Bachilleres, fue
acertada, la palabra colegio significa: “Sociedad o corporación de personas de
la misma dignidad o profesión. Colegio de abogados, de médicos, de
bachilleres”.[2] Un colegio de bachilleres
es entonces una comunidad de personas que enseñan y aprenden el bachillerato. El Colegio de Bachilleres ha contribuido con
el egreso de casi 350,000 bachilleres. Un gran número de estos egresados se han
incorporado a universidades y a escuelas superiores, dando brillo a la
institución donde cursaron el bachillerato.
Sin
embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes. La población mexicana ha
sufrido drásticos cambios en volumen y composición por edades en los últimos 40
años, lo que ha modificado la estructura de la matrícula a escala nacional en
todos los grados. En este periodo ha habido una disminución de los grupos en
edad de cursar la enseñanza preescolar y primaria, y dentro de poco en la
secundaria. En contraste, la demanda en los niveles medio superior y superior
continuará aumentando en los siguientes años. Todos los indicadores muestran
que la educación media superior será en la próxima década la que reciba la
mayor demanda de matrícula y la que enfrente grandes problemas para resolver el
rezago educativo[3]. Esta problemática ha
obligado al gobierno de México a tomar medidas a mediano y largo plazo.
El
Colegio está en este contexto y aunque ya ha pasado por varios cambios y
reformas a su estructura y a sus planes y programas de estudio. Por encima de
esos cambios y reformas, el Colegio ha mantenido y debe seguir manteniendo la identidad del bachiller. Por ejemplo, en
la enseñanza de la lengua, se ha pasado de la gramática tradicional a la
estructuralista, al enfoque comunicativo y ahora a las competencias
lingüísticas, todo ello con la finalidad de mantener siempre al Colegio a la
vanguardia de las nuevas tendencias en la enseñanza y en el aprendizaje y no
como una respuesta inercial a demandas extra académicas.

[1] Colegio de Bachilleres, Modelo Educativo, documento interno, 1998, p.7
[2] Real Academia Española, www.rae.es/rae.htm
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